Diseños minimalistas como auténticos objetos de deseo
Ya sabemos que “para gustos, los colores”. Y casi podríamos decir lo mismo con relación a los estilos decorativos. Porque para un amante del minimalismo, los espacios están llenos de vida pese a la escasez de objetos y a las líneas simples. En la sensibilidad está el buen gusto y ahí no hay opiniones que valgan.
Hubo un boom minimalista en el mundo de las tendencias que llegó a influir tanto en el interiorismo, como en la moda, el diseño, el arte, la arquitectura…, y aún es hoy que existen seguidores muy fieles a este estilo que apuestan por las formas depuradas, simples, liberando de todo artificio aquello que es innecesario. Como su nombre indica, del inglés, “minimal” es reducir a lo mínimo aquella cosa, sea cual sea su naturaleza, potenciando su esencia.
En la actualidad continúa existiendo una interesante corriente de diseñadores que apuestan por una creatividad basada en el placer por la simplicidad. Convierten sus diseños en objetos con verdadera identidad y en perfecta armonía con las nuevas definiciones funcionales y cualitativas de los espacios que nos rodean y en los que vivimos.
Se trata de un diseño contemporáneo que aúna placer, confort, elegancia y presencia y en el que la estructura y la forma de los objetos cobran protagonismo por sí mismas para crear ambientes donde se persigue la serenidad, la sobriedad y, sobre todo, el orden visual.
En el diseño de mobiliario, tanto de interiores como de exteriores, esta tendencia salta a la vista como la máxima expresión de minimalismo en forma de líneas rectas, acabados perfectos, estética depurada, accesorios inexistentes, colores neutros y materiales de calidad otorgando a cada pieza un uso y una función totalmente compatible con la mejor de las comodidades.